Leo tiene siete casi ocho, es un niño inquieto y lleno de curiosidad…no para!! fuerte, listo e intenta comprender y reaccionar ante todo nuevo estímulo. Pero …si existe un pero …un pero que le limita ante la vida diaria. En cuanto surge alguna problemática a la que no encuentra respuesta inmediata, o se descubre tutelado, vigilado …estalla!! Siente rabia, confusión, no admite y rechaza de forma violenta estos momentos, sintiéndose mal consigo mismo, y su entorno.
Su sufrimiento es evidente, pero Leo se resiste a observar lo que hace y dice, por lo tanto da rienda suelta a la rabia, la acción, el nerviosismo… Es notorio el desarreglo de las emociones .
La entrada al mundo social, supone para el niño dejar atrás esa situación ideal en la que sus necesidades de bebé eran atendidas con inmediatez por padres y cuidadores y adaptarse a una situación real distinta que implica esperar, seguir normas y asumir responsabilidades.Entender que no se puede obtener todo lo que se desea, es parte del proceso.Se enfadan porque no juegan con ellos, porque no consiguen hacer un dibujo, rompen papeles, gritan y hasta se pegan a sí mismos…
La vida no transcurre como a ellos les gustaría.
Parte de la transformación consiste en entender que el suceso
externo es esperable y la vivencia emocional del suceso puede cambiar.En este
punto la reacción por parte de los padres a las conocidas pataletas o
estallidos de rabia, es crucial. El niño aunque tenga un vocabulario limitado
puede ser invitado a reflexionar y entender el no
del adulto, de esta manera se abre un espacio simbólico a nivel
mental de escucha y espera para comprender “ el por qué sí” y “el por qué no”.Una
vez la frustración en forma de pataleta o
estallido de rabia es expresada por el niño, sigue la reflexión y por último
las consecuencias.Los niños se van encontrando más felices y seguros de si
mismos con más capacidad para aprender de la experiencia , mejoran
academicamente y ganan en flexibilidad mental. Si la realidad no es ideal ellos no necesitan ser perfectos.
El niño que tiende a ser poco resistente a la frustración suele tener una visión muy polarizada de la realidad . No hay matices para que afloren sentimientos de duda, miedo o tristeza, posiblemente porque los mensajes que reciben del ámbito educativo, familiar están también polarizados y poco dispuestos a la apertura emocional. La sociedad actual transmite el mensaje de eficacia y rapidez en la consecución de las metas, obviando que el ensayo y el error forman parte del aprendizaje. Este tipo de mensajes aumentan la agresividad cuando no se consiguen resultados a la primera y disminuyen la motivación para volver a intentarlo.
Los matices en la vida emocional invitan al niño a aprender de la experiencia , a ser tolerantes con los otros y consigo mismos, a generar preguntas y crear herramientas más acordes con su mundo psíquico cambiante, y en desarrollo.También proporcionan al niño elementos para acercarse a su mundo interior y aprender a desenvolverse ante cualquier suceso…, contribuyendo a la formación de personas compasivas, con consciencia crítica y capacidad transformadora.
Yo aspiro a que poco a poco Leo vaya abriéndose ante las experiencias, ante lo malo y lo bueno que trae la vida…que vaya haciéndose una persona tolerante en el mas amplio sentido de la palabra y así aproveche sus cualidades al máximo…
“Las victorias nos hacen sonreír, las derrotas nos hacen aprender” . (Horacio Berg)